El samurai
Cerca de Tokio vivía un gran samurai ya anciano, que se dedicaba a enseñar a los jóvenes.
A pesar de su edad, corría la leyenda de que todavía era capaz de derrotar a cualquier adversario.
Cierta tarde, un guerrero conocido por su total falta de escrúpulos, apareció por allí. Era famoso por utilizar la técnica de la provocación.
Esperaba a que su adversario hiciera el primer movimiento y, dotado de una inteligencia privilegiada para reparar en los errores cometidos, contraatacaba con velocidad fulminante.
El joven e impaciente guerrero jamás había perdido una lucha. Con la reputación del samurai, se fue hasta allí para derrotarlo y aumentar su fama.
Todos los estudiantes se manifestaron en contra de la idea, pero el viejo aceptó el desafío.
Juntos, todos se dirigieron a la plaza de la ciudad y el joven comenzaba a insultar al anciano maestro. Arrojó algunas piedras en su dirección, le escupió en la cara, le gritó todos los insultos conocidos -ofendiendo incluso a sus ancestros-. Durante horas hizo todo por provocarlo, pero el viejo permaneció impasible. Al final de la tarde, sintiéndose ya exhausto y humillado, el impetuoso guerrero se retiró.
Desilusionados por el hecho de que el maestro aceptara tantos insultos y provocaciones, los alumnos le preguntaron:
-¿Cómo pudiste, maestro, soportar tanta indignidad? ¿Por qué no usaste tu espada, aún sabiendo que podías perder la lucha, en vez de mostrarte cobarde delante de todos nosotros?
El maestro les preguntó: -Si alguien llega hasta ustedes con un regalo y ustedes no lo aceptan, ¿a quién pertenece el obsequio?
-A quien intentó entregarlo- respondió uno de los alumnos. - Lo mismo vale para la envidia, la rabia y los insultos -dijo el maestro-.
Cuando no se aceptan, continúan perteneciendo a quien los llevaba consigo
9 comentarios:
Una muy buena reflexión.
Oidos sordos a palabras necias...
Saludos
Preciosa historia :)
Un beso guapetón.
solcito hablamos el mismo idioma. :-)
ave fénix una historia con un buen mensaje, del que todos debemos tomar nota.
Un beso
que buena teoría, me ha encantado:
"Cuando no se aceptan, continúan perteneciendo a quien los llevaba consigo"... menos luchas y guerras habría en el mundo si se tuviera la PACIENCIA de aplicar esa reflexión. Pero me temo que los humanos tenemos sangre demasiado caliente y ante un insulto o provocación reaccionamos como un resorte sin pararnos a pensar algo así. Muy bueno.
Ricardo Baticón
Si que es cierto que muchas veces cuando nos atacan respondemos del mismo modo, y eso es erróneo, pero es que muchas veces perdemos el control. Lo ideal es observarse ante esa sensación de reaccionar de un modo poco coherente ante tal situación y controlar ese arrebate de venganza.
Saludos.
La verdad es que habia leido una historia parecida hace poco, pero siempre es bueno tenerlo en cuenta. Un saludito Angelito!
ana
Hay que intentarlo, aunque nos cueste, porque es bueno para nosotros mismos evitar cualquier arrebato de rabia. Hay que mantenerse inmune ante cualquier ataque semejante. Un beso.
hacia mucho tiempo que un blog no me sorprendia tanto..
este blog es genial...
te lo digo..si aun no te lo dije..
mis felicitaciones mas sinceras...
no solo me gustas ami...sino ami hija....
te hemos leido buena parte de la tarde..
un beso
fire
Gracias por los elogios, me anima mucho leer tus sinceras palabras. Me dejas sin palabras para expresar cuanta ilusión me hace saber que mi espacio sirve para algo y que gusta a algunas personas. Yo visito el tuyo también, me gusta mucho lo que escribes y lo tienes muy bien decorado. Un beso, sigue así...
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