¡Ábrete a la vida!

Si te cuento un chiste es para que te rías, pero no me pidas que te lo explique. Si te cuento un cuento, espero que trates de discurrir un poco y que le extraigas todo el jugo para que aprendas de su significado. Si te preparo un plato de comida, no me preguntes si está bueno, atrévete a degustarlo para saberlo tú mismo. Si te digo que algo está bien o mal, no te lo creas, ¡averígualo tu mismo!
Si te digo que la vida es bella, no me creas sin más, abre tu corazón, siente cada bocanada de oxígeno que se respira a tu alrededor y compruébalo tu mismo.

Pero... si te digo que eres una gran persona y que vales mucho, ¡creételo!, porque lo digo de corazón, pero no olvides observarte y percatarte de que lo que digo es cierto.

Muchas veces explicar algo a alguien, es como entregarle una fruta masticada. Le impides que lo vea con sus propios ojos, obstaculizas su camino y originas su torpeza.

Cada uno de nosotros tiene que vivir sus propias experiencias, escoger su camino, elegir la puerta que le hará entrever lo que busca, atravesar el puente que le guiará hacia sus objetivos. Vislumbrar la belleza de todo lo que le rodea y tomar las decisiones oportunas, sean buenas o malas.

Si no cometes errores no aprendes y si no aprendes no creces como persona. Por tanto no sientes y peor aún, ¡no vives!

Puedes necesitar consejos, apoyo, cariño, amor y otras muchas cosas que todos necesitamos, pero serás tú mismo quien, reflexionando sobre lo que quieres y deseas, debe tomar las decisiones. ¡Ábrete a la vida!